La ciencia ficción es lo más realista que he escrito: Rosa Montero
Elena Box (dpa)
Madrid - Cuatro años después
de ese viaje al futuro que inició con "Lágrimas en la lluvia", la
escritora y periodista española Rosa Montero vuelve a meterse en la piel
de la androide Bruna Husky con una novela en la que la ciencia-ficción
se diluye a ritmo de thriller en una intriga de dimensiones planetarias.
"El peso del corazón" (Seix
Barral), que acaba de llegar a las librerías, marca el regreso de un
mundo propio que Montero se regaló "jugando a ser dios". La trama se
sitúa de nuevo en el Madrid del siglo XXII, una ciudad poblada por
humanos y replicantes que han llegado a acuerdos con los extraterrestres
y en la que vivir en una zona descontaminada es un lujo que no todos
pueden permitirse.
"Yo ya sabía que iba a
volver", cuenta hoy esta madrileña de 64 años en los céntricos jardines
del Retiro de la capital, que en su novela son un "parque pulmón"
regenerado por árboles artificiales. No es que tenga en mente una
trilogía ni nada parecido, confiesa, pero es un mundo al que llegó para
quedarse. "Mi próxima novela no tiene nada que ver, pero si no me muero
antes habrá otra Bruna Husky". Además, añade, no será ella quien mate a
la androide: "Morirá fuera de cámara, como todos".
Y es que esta replicante tan
especial, dotada con una memoria que la acerca demasiado a los humanos y
obsesionada por la consciencia de su propia muerte -los androides sólo
viven diez años-, tiene mucho de la autora de "Historia del Rey
Transparente". "La siento tan cerca que le he dado hasta mi nombre",
dice recordando que Bruna Husky nació hace muchos años como su alter ego
en el mundo virtual de "Second Life", pero además es su perfil de
Twitter y su dirección de mail.
Dice esta escritora menuda,
sonriente y de alegres ojos marrones que para ella la novela "es un
sueño que se sueña con los ojos abiertos". Y los suyos son "muy
plásticos, llenos de colores y tremendamente agitados", por eso sus
novelas resultan tan visuales, tan aparentemente cinematográficas. Sin
embargo, aunque ya se llevó al cine "La hija del caníbal", no se plantea
una Bruna de carne y hueso.
"Si viene, será bienvenido",
señala. Pero es muy difícil, entre otras cosas porque hacer una película
de ciencia ficción es "carísimo", un dolor de cabeza para cualquier
productor, añade sabiendo bien de lo que habla, pues en el pasado
trabajó durante un tiempo para la revista "Fotogramas". Eso sí, tiene
claro que "jamás" haría un guión de sus novelas. Y puestos a elegir, lo
que de verdad le gustaría es ser traducida a una lengua nueva.
Cuatro años después de su
primera incursión en el género, Montero continúa lamentando los
"prejuicios" que suscita sobre todo en España, un país que considera
"impermeable a la ciencia". "Sin haber leído nada, la gente tiene la
idea de que son como historias fuera de la realidad, y nada más erróneo:
la ciencia ficción proporciona una excusa para hablar de la realidad,
de la política en un sentido amplio y profundo", explica.
De hecho, afirma que tanto
"Lágrimas en la lluvia" como el peso del corazón son "lo más realista"
que ha escrito. "La gente me mira como si estuviera haciendo un
divertimento menor, y lo que sé al cien por cien es que lo he hecho con
la misma ambición, con la misma pasión y con el mismo cuidado literario
que pongo en todas mis novelas", añade. "Y tampoco creo que sea un libro
de género puro, pues tiene mucho de existencial y filosófico".
En esta segunda entrega de la
androide Bruna Husky, la autora regresa también a sus temas de siempre.
Ahí está la omnipresencia de la muerte -los "tres años, diez meses, x
días" que la androide repite como una letanía macabra-, la fragilidad de
la memoria o esa búsqueda de la identidad como construcción imaginaria.
Y esta vez, además, el amor cobra un protagonismo especial, plasmado en
la necesidad de cariño que sufre la protagonista tecnohumana.
Pero "El peso del corazón" es
también una novela de marcado carácter político, en la que sus
personajes transmiten como cantos de sirena las inquietudes de la
escritora. "Estoy preocupada por el mundo a medio plazo: veo a mi
alrededor una añoranza por las dictaduras y el totalitarismo, desde el
registro fanático y religioso al laico", señala. "Estamos en una lucha
entre retrogradismo y el progreso", con una crisis de credibilidad en el
sistema democrático "tremenda".
Y lo mismo sucede con la
destrucción del medio ambiente, otro de los ejes centrales de la novela.
"Creo que estamos fuera de plazo, que posiblemente no hay ya tiempo
para solucionar este suicidio de la especie", lamenta. "Pero como no
podemos adivinar los hallazgos científicos y tecnológicos que vendrán,
quién sabe". ¿Ha ganado la crisis la batalla a la ecología? Puede,
responde, aunque es algo temporal. "Un proyecto respetuoso con medio
ambiente es económicamente más rentable, y eso se va a ver".
NOTES BY:elperiodicodemexico.com